Breve Poemario Anticonsumista Para La Reflexión Y La Crítica Política
1 Apariencias
¿Dónde vas disfrazado?
No ves que ya todos te conocen.
No ves que todos saben ya quién eres.
¿Dónde vas autoengañándote?
Voy allá, allá. Donde se pierde la vista,
donde el horizonte se torna escenario,
donde la vida implosiona con mi disfraz,
donde la realidad se vuelve espectáculo.
Allí voy, sí: donde vamos todos.
¿Dóndes vas tú sino con tu disfraz?
2 La vida en consumista
Anoche la vi pasar.
Caminaba despacio, parecía aletargada,
como si ya estuviese dormida.
Sin ritmo, sin gracia, sin transmitir nada;
nada más que desconsuelo.
Era la vida.
Pude incluso escuchar el terrible vaivén
de su respirar ahogada entre susurros.
Buscaba y no encontraba aire puro.
Era la vida, la vida en moribundo.
También lloraba, lloraba amargamente.
¿Dónde está el alma de mis hijos? Preguntó.
¿Por qué a nadie le preocupa mi decadencia?
Era la vida, la vida sin presencia.
La noté hundida, rota por el dolor.
Quiso ponerle precio a su dignidad,
después no tuvo para pagarlo.
Era la vida, la vida anquilosada.
Arruinada.
Finalmente cayó.
Su frágil cuerpo no pudo soportar más
el peso de su sufrimiento.
Cayó redonda al suelo y calló para siempre.
Era la vida, la vida que se pierde.
Ya está muerta la vida.
La hemos matado entre todos.
Muerta por la imagen, por los estereotipos,
por las apariencias, por el consumismo.
Muerta en la anulación del ser por el tener.
Un suicidio.
Era la vida.
La vida que un día vivimos, tal vez sólo en sueños.
O Tal vez ni eso. Tal vez ya nacemos muertos.
3 Rezos postmodernos
Rezad, rezad, malditos.
Rezad hasta que vuestras gargantas escupan sangre.
Rezad como si no hubiera un mañana.
Porque no lo hay.
Todos los días son iguales.
Rezad a vuestro Dios-mercado como si os fuera
la vida en ello. Porque os la va.
Rezad a su hijo el dinero, y a su ahijada,
la propiedad privada.
Rezad cada segundo de vuestra vida, en ello os va.
Rezad, rezad, malditos.
Rezad porque su sagrada voluntad se haga
presente en la historia. Rezad por su divina
provindencia, la mano invisible.
Que nadie la ve, pero todo lo mueve.
Rezad, rezad.
Rezad y comprar.
Pues ya son sinónimos.
4 Mitos
El mejor de los sistemas posibles.
El menos malo de los sistemas conocidos.
Aquel donde todo el mundo puede, y debe,
ser feliz todo el tiempo.
Aquel donde existe libertad como nunca
antes en la historia.
Aquel donde la igualdad de oportunidades
es ley natural.
Aquel donde los patitos feos pronto
se convertirán en cisnes y donde habita un
príncipe azul para cada princesa deseosa.
El rey midas que todo lo que toca lo
convierte en oro. El de la lotería. El
de los concursos de la tele.
El de los Messi y los Cristiano Ronaldo.
Aquel donde el bueno, el feo y el malo
son todos uno y todos al mismos tiempo.
Aquel que no muta, solo fluye.
Aquel donde los sueños tienen su propio
mundo publicitario de diseño.
El de la Iliada postmoderna.
El de los metarelatos.
El que mató al logos y refundó al mito.
El del engaño masivo.
5 Objetos fetichizados, sujetos insolidarios
Tanto tienes, tanto vales.
Nada es gratis, todo tiene un precio;
Las personas como las cosas.
Todo se vende y se compra.
Todo es un objeto.
Una mercancía.
Un fetiche.
¿Quiero valer más? Compro más.
Soy lo que compro. Eso soy.
La solidaridad nada tiene
–se da entre sujetos
y no entre objetos-.
Ergo no vale.
No merece la pena, pues,
perder el tiempo en ello, ¡objeto!
6 Sacrificios
En el sagrado altar del mercado sacrificaremos
vuestras vidas.
Como los vikingos, lo haremos regocijándonos
y extasiándonos con el brote de vuestra sangre.
Sacrificaremos también la salud, la educación,
la cultura, la dependencia, la cooperación.
Nos podremos a bien con el Dios topoderoso
entregando a cambio vuestros derechos.
Lo haremos porque no nos queda otro remedio.
Porque no hacerlo sería el infierno.
Porque así nos lo exige su sagrada voluntad.
Y, además, porque queremos.
Porque solo el mercado da y tiene sentido.
Porque el mercado lo es todo.
Lo único importante. Lo primero.
Fuera de él no hay nada: solo delirio.
Sacrificios, sí. Sacrificios.
Que no es dolor sino gozo.
Que es virtud y no vicio.
Por el bien común, la bondad y el amor…
¡sacrificar a Dios-mercado a vuestros hijos!
¡Hacerlo ya!
¡Hacerlo ahora mismo!
¡Hacerlo sin pensar!
¡Cómo muestra de fe os lo exijo!
Y para siempre.
7 Ser sin ser
De su propia debilidad se alimenta ese ser,
oscuro, perdido y humillado,
que busca un nuevo amanecer
con el poder como único aliado.
Ser que resuena en el vacío,
con su mortal y trágica melodía,
buscando un nuevo renacer
lleno de ego y cobardía.
Ser que se descubre en el odio,
de sí mismo, pero volcado en el otro.
Ser de miseria, resignación y falso placer,
que nunca supo luchar por ser.
Vampiros sedientos de energía,
colmillos afilados y lengua viperina.
Veneno, veneno, veneno.
No te muerdas o estás muerto.
Malditos seres.
8 Guerra cotidiana
Tambores de guerra resuenan en el horizonte.
De guerra de clases.
Un plato vacío adorna la vitrina de un lujoso escaparate.
Curioso; pero a nadie parece importarle.
¿A nadie?
Gritos histéricos en la manifestación
de la gran plaza. Pancartas diversas.
Lemas variados. Protestas masivas.
Al poco tiempo todo olvidado.
¿Y después?
Plato lleno, escaparate nuevo.
Gatopardista. Lampedusiano.
Que cambie todo para que nada cambie.
Callan los tambores. La guerra sigue.
Hasta el fin de la historia.
9 Mi ciudad instrumental
Tecnología, ciencia y comunicaciones,
Sin Biblia, pero con dogma de fe.
Ocio, relax y drogas en cada esquina.
Sexo, violencia y miedo en tu caminar.
Televisión basura, radio chapuza, prensa
Esclava. Comida rápida en tu paladar.
Afán de dominio, competitividad, egoísmo.
Prisas por triunfar. Miradas desconfiadas
En la puerta del bar. ¡Cuidado!
Casas cerradas a cal y canto. Vecinos
Desconocidos. Autómatas corriendo de un sitio
para otro, desesperados por
llegar, un día más, a su destino.
Siempre el mismo.
Metros repletos de gente cuyas miradas se pierden
En el vacío. Grupos de jóvenes uniformados con
Afán de sentirse diferentes. Estereotipos absurdos
Marcando la diferencias. Psicólogos y psiquiatras
Escasos de personal, pero saturados de demanda
Potencial.
Cuerpos y fuerzas de seguridad ciudadana
Al servicio de la represión burguesa. Banqueros,
Escondidos en la sombras, contando su capital.
El pobre extranjero convertido en criminal.
Empresarios asesinos contratando muerte llegada
Por mar. Políticos corruptos riéndose tras el cristal.
Sindicatos subvencionados por el estado defendiendo
El orden social. La bolsa como adictivo juego de azar.
El dinero como única arma efectiva para alcanzar la
Felicidad.
La religión como excusa para sacar pasos a procesionar.
La fe transformada en aspiración personal.
Los rezos al servicio de la necesidad puntual.
La sumisión como doctrina general.
¡Ya lo decía mi mamá!; ¡Hijo mío, alégrate de haber
Nacido en este tiempo y vivir en esta ciudad!
Donde todo es racionalidad instrumental.
10 Luna de invierno
Una oscura mancha de petróleo
en el mar azul de sus pensamientos.
Agujas punzantes hurgando un hueco
en lo más profundo de su ser.
Un joven rebelde huye espantado de
su locura. Su peor pesadilla toma vida
esta noche al amparo de su poca fortuna.
Desahuciado, desempleado, desamparado.
Arrojado a la pobreza. Abandonado a su suerte.
Grita, chilla, llora… enloquece.
Todo da igual, nadie parece escucharlo.
Solitario y temeroso mira fijamente su
futuro. Lágrimas de impotencia inundan
su rostro. Busca consuelo en el cielo
desesperado. Hoy la luna no brilla como
en las noches de agosto.
*Pedro Antonio Honrubia Hurtado. Miembro del colectivo editorial de Kaosenlared.net y autor de “El reino del Dios-Mercado. Crítica a la sagrada hegemonía consumista-capitalista“
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