El Partido Comunista En La Cuba Nueva
Parece ser unánime la voluntad de no permitirle a los actuales dirigentes ocupar puestos públicos en el nuevo gobierno
martes, enero 13, 2015 | Rafael Alcides |
LA HABANA, Cuba -Después del restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos, La Habana ha venido siendo un hervidero de ideas sobre las elecciones con voto directo y secreto. Qué emoción. Muchos las ven al doblar de la esquina, para dentro de un par de años, tres a lo sumo. Otros las niegan por completo. Hablan –no que estén a favor, no, hablan–, del método chino como sucesor del socialismo raulista.
¿Participaría el Partido Comunista en dichas elecciones? Ése es uno de los temas de debate.
Algunos ni oír hablar de eso quisieran. Otros, yo entre ellos, pienso que sería imposible excluirlo: porque somos demócratas, porque de lo contrario las elecciones no tendrían validez, y porque todavía el Partido Comunista tiene el poder. Eso sí, instituido el nuevo gobierno, proceder a incautar, a recuperar todas sus propiedades. Todas. Casas de visita, locales de trabajo, mobiliario y equipos de oficina, yates y lugares de recreo, medios de transporte, cuentas en el banco, etcétera. A empezar de nuevo en igualdad de condiciones con los demás partidos de entonces. Y si pudiera mediante la Constituyente previa a las elecciones efectuarse dicha recuperación antes de las elecciones, mucho mejor, más democrático.
Parece ser unánime la voluntad de no permitirle a los actuales dirigentes ocupar puestos públicos en el nuevo gobierno. Ahora bien, ¿tendrían estas personalidades, civiles o militares, derecho a postularse? No hay acuerdo sobre esto, pero por lo que he podido apreciar en las conversaciones de la calle, el público en su mayoría no ve razones para oponerse.
Incluso se habla de la senadora Mariela Castro, y del alcalde Eusebio Leal. No dudo que saldrían electos. Con el debido amparo oficial, por supuesto, la señora Mariela Castro Espín ha realizado una labor encomiable. Una labor que no disminuye la responsabilidad histórica de sus familiares en la creación de las trágicas UMAP, y esa labor le ha ganado un sitio en las luchas sociales de su país.
Eusebio Leal por su parte –San Eusebio, como algunos le dicen–, ha demostrado lo que, sin tener poder plenipotenciario, se puede hacer por una ciudad. Con razón se oye hablar de olvidar los besitos que con disimulo, y sin disimulo, le tiraba al Máximo Líder en sus discursos. Ése era –dicen–, el peaje a pagar por el santo; pero gracias a él, –también dicen-, La Habana Vieja existe. De modo que en general el futuro electorado de los sueños de La Habana está por Eusebio. Y por Mariela.
Ahora bien, ¿y qué de los candidatos no reciclados: los nuevos, los candidatos de la democracia?. He ahí la gran incógnita del momento, al parecer la pregunta sin respuesta entre quienes ya se ven ante las urnas, con las banderas flameando a todo trapo en la ciudad cubierta de pasquines y hojas de palma. Por no haber tenido espacio en la vida pública del país, los jefes disidentes no son conocidos del público. El gobierno nunca los ha mencionado, ni cuando casi a diario los coge presos ni cuando los suelta. Envejecidos muchos de ellos entrando y saliendo en las cárceles, y todos muy conocidos en el extranjero; en su país, en cambio, no pasan de ser, cuando más, nombres oídos al pasar.
Pero, bueno –se oye decir–, los candidatos ya aparecerán, lo importante es que las elecciones están al llegar; en el proceso de organización de los partidos se darán a conocer los luchadores de antes y los nuevos, los por aparecer, y dicho esto se ve al futuro elector suspirar con cara de que ¡al fin!, ¡por fin!, tendremos un presidente y un congreso emanados de la voluntad popular.
Es una alegría no exenta de preocupaciones. ¿Desaparecerían en el gobierno democrático la enseñanza y la asistencia hospitalaria gratuitas? Aquí vuelven las adivinaciones. ¿Habría que devolverle la casa que se vive a su antiguo dueño?, ¿y el pedazo de tierra que el gobierno entregó?, ¿Imitando a los rusos, se quedarían los actuales gobernantes con las empresas creadas por el Estado socialista?
Todo esto es motivo de disquisición en las esquinas, pero es tan grande la alegría de saber a la democracia ahí oyendo la conversación como aquel que dice, que los más terminan volviendo a hablar de las elecciones y de los medios para realizarlas: periódicos, radio, TV, imprenta para los pasquines, etcétera.
No obstante, los que tenían pensado irse del país, siguen preparando sus maletas. Y los que dicen saber de buena tinta que lo que viene en realidad es el método chino, escupen pesarosos por un colmillo. Raúl ni sus generales quieren oír hablar de esas cosas –dicen. ¿Elecciones? Y citan lo sucedido ahora mismo con la artista Tania Brugueras. En fin, tengan razón o no estos aguafiestas, la esperanza ha tocado a la puerta y resulta imposible no abrirle.
ACERCA DEL AUTOR
Rafael Alcides nació en Barrancas, termino municipal de Bayamo (Cuba), en 1933. Poeta y narrador, era maestro panadero al comienzo de su adolescencia. Ha sido peón agrícola, cortador de caña, leñador, cocinero de cuadrillas en desmontes, dependiente y encargado de una tienda mixta en una colonia cañera. En La Habana de los ´50 fue albañil, pintor de brocha gorda, fumigador, agente de Seguros y vendedor a domicilio. En 1959 era jefe de la oficina de divulgación del Departamento de Asuntos Latinoamericanos en el Ministerio de Relaciones Exteriores y vocero de dicho departamento en un programa diario de televisión en el cual presentaba y entrevistaba a personalidades políticas del extranjero. Fue jefe de Prensa y Asuntos Culturales en la Delegación Revolucionaria del Capitolio Nacional. Ha publicado, entre sus títulos más recientes, los poemarios GMT (2009), Por una mata de pascua (2011), Libreta de viaje (2011), Antologías, en sociedad con Jaime Londoño (2013), Conversaciones con Dios (2014); el periodístico Memorias del Porvenir (2011), la multinovela El anillo de Ciro Capote (2011), y la colección de relatos Un cuento de hadas que termina mal (2014). Cuando en 1993 se aparta de toda colaboración editorial y pública en Cuba, era empleado del Instituto Cubano de Radio y Televisión donde fuera por más de treinta años libretista, locutor, director y comentarista literario. Participante en numerosos eventos literarios internacionales, Rafael Alcides ha ofrecido conferencias y lecturas en países de Centro y Sur América, Europa y Medio Oriente. Textos suyos han sido reproducidos en numerosos idiomas. Fue galardonado con dos Premios de la Crítica y un tercero compartido por una novela escrita a cuatro manos. En 2011 obtuvo el Premio Café Bretón & Bodegas Olarra de Prosa Española.
http://www.cubanet.org/opiniones/el-partido-comunista-en-la-cuba-nueva/
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